sábado, 12 de marzo de 2011

Ferreira Gullar, sobre Poema Sucio

Cómo nació Poema Sucio
.
Texto escrito por el poeta Ferreira Gullar, en 1992, sobre su libro Poema Sucio (1976). Publicado en La Revista Poesia Sempre, dirigida por el poeta Affonso Romano de Sant'Anna, julio de 1993, Río de Janeiro.

...Poema Sucio
no es una nueva canción del exilio aunque no estaría escrito si no hubiese vivido la experiencia del exilio. Es verdad que, varios años antes, había sentido la necesidad de escribir sobre el universo de mi infancia y adolescencia en Sâo Luís do Maranhâo, intenté hacerlo en forma de novela. Las tentativas no llegaron a la página cien. Fue entonces que, en mayo de 1975, en Buenos Aires, el deseo de revivir aquel universo volvió con mucha fuerza y otro propósito: hacerlo como poema.
...Para esa época, ya había vivido en Moscú, Santiago de Chile, y Lima. Estaba desgastado emocionalmente y conmovido ideológicamente, después de la experiencia traumatizante que fue el derrocamiento y la muerte de Allende, el terror implantado en Chile, el reencuentro doloroso con mi familia en Lima y finalmente la situación tensa en Buenos Aires. Estábamos a menos de un año del golpe militar que destituiría a Isabelita, pocos sospechaban lo que iba a suceder y del genocidio que se desataría. Mi pasaporte estaba vencido y sabía que nuestras embajadas se negaban a renovar u otorgar pasaportes a brasileros exiliados, aunque tuviesen, apenas, meses de edad. Me sentía acorralado y, temía, cerca del fin ¿No sería hora de decir todo lo que aún tenía por decir?
...Así es que cierto día, volví de la calle con la confusa decisión de volcar todo hacia fuera. Pero ¿cómo?. Se me ocurrió usar un método parecido al que adopté para hacer el poema El hormiguero: crear un núcleo inicial del cual nacería el poema. En el caso de El hormiguero (1), ese núcleo lo había creado racionalmente; esta vez, imaginaba, debería crearlo irracionalmente: primero vomitaría todo lo vivido en la página en blanco y, de ese vómito, de ese magma, extraería el poema. Dormí mal pensando en eso. Quería esperar el amanecer para entregarme a esa tarea definitiva e inapelable, no sé por qué.
...Después de preparar y tomar el desayuno, solo, en mi departamento de la Avenida Pueyrredón, me senté delante de la máquina de escribir (una Lettera 22, de teclado español, comprada en Santiago, en un local de máquinas usadas) y me preparé para vomitar el pasado…No lo conseguí. El lenguaje no tenía garganta para meter el dedo y provocar el vómito. Por un instante, me sentí derrotado: el tal poema donde yo diría todo no era posible, no se escribiría. Aunque, decidido a hacerlo, no me levanté de allí. Tenía que descubrir otro modo de penetrar en el magma de lo vivido. Al contrario de otros poemas que había escrito, no podía ser por la vía lógica o metódica, éste no era sobre determinado tema, determinada cosa o hecho: era sobre todo, sobre la vida –la pasada, la presente, la futura-. Tendría que saltar en medio de él como si me tirase en pleno océano, en vez de salir, nadando, por la playa. Entonces, me ocurrió que reculé, para lanzarme antes del comienzo, antes de mi nacimiento, antes de cualquier hecho, antes de cualquier palabra.
.
turbio
turbio

enturbia

mano del soplo

contra el muro
.
...Esas primeras palabras del poema, como las que siguen inmediatamente, importan menos por lo que dicen que por lo que desdicen: son una especie de pre-discurso, transición entre el silencio y la palabra, más ruido que habla.
...Vencido el abismo entre la nada y el poema (o entre el todo y el poema), fui arrastrado por una especie de caudal, todo lo vivido resurgía con la fuerza del presente, como si lo viviese de nuevo, de modo que las fronteras del tiempo y del espacio, del hoy y del ayer, del allá y del acá, se fundían. Aquella primera mañana escribí cinco páginas del poema, ya sabía que se titularía Poema Sucio y que tendría de setenta a cien páginas. Aquel mismo día, escribí eso, en una carta a Leandro Konder, exiliado en Bonn.
...Durante cinco meses me entregué casi integralmente al poema. Hacía mi comida, las necesidades cotidianas, y volvía a él, a veces no para escribir, sino para releerlo y zambullirme de nuevo en ese universo en formación. No había palabra, cosa, hecho que no entrase en él. En tal estado, todo se transformaba en poesía. Me sentía una especie de rey Midas. Salía a la calle, daba vueltas por el barrio, imaginando las nuevas estrofas. Cuando sentía que estaban maduras, volvía para la máquina. Eso, si no me equivoco, duró hasta septiembre cuando el ímpetu cesó, de golpe. Comprendí que el poema llegaba al fin pero no estaba terminado. Faltaba alguna cosa, no sabía qué era. Hasta que un mes después, sin que lo buscase, apareció en mi cabeza, el cierre, que comienza así:
.
el hombre está en la ciudad
como una cosa está en otra
y la ciudad está en el hombre
que está en otra ciudad


(1) Ferreira Gullar crea el método de El hormiguero para unos fragmentos que presenta en la Exposición Nacional de Arte Concreta, Sâo Paulo, 1956. El núcleo surge de la palabra Hormiga, y su juego visual. Poco después, se separa de los Concretistas, se olvida del poema, y sólo lo publica, con otra forma, en 1991. Nota: Agustina R.
.
.
Ferreira Gullar (su nombre, José Ribamar Ferreira, nace en 1930, Sâo Luís do Maranhâo. Vive en Río de Janeiro). Traducción: Agustina Roca. Entre otros, publicó: La lucha corporal, 1954. Poemas, 1958. Poema Sucio, 1976. Toda Poesía, 1980. El hormiguero, 1991.

2 comentarios:

  1. Me conmueve Ferreira Gullar, desde su recorrido personal hasta lo que escribe y dice.
    Hice un intento de traducir el final del "Poema sujo" al catalán:

    La ciutat està en l'home
    quasi com l'arbre vola
    en un ocell que el deixa

    tota cosa està en altre cosa
    a la seva manera
    i de manera diferent
    d'estar en si mateixa

    la ciutat no està en l'home
    a la manera d'estar en les seves
    botigues places i carrers.

    Me ha gustado descubrir tu blog.

    Guillem Homet

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Guillem, sé poco catalán, pero puedo interpretar tu traducción. Gracias por el trabajo que te has tomado, también. Ferreira Gullar, agradecido...

    ResponderEliminar