lunes, 29 de noviembre de 2010

Michaux, dos textos

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.. En un exiguo prado pastan una vaca y un caballo. El alimento es el mismo, el lugar es el mismo, el dueño del que dependen es el mismo y el muchacho que los hará volver es el mismo. No obstante, la vaca y el caballo no están "juntos". Una saca pasto por un lado, el otro por otro lado, sin mirarse, desplazándose lentamente, nunca muy cerca y si eso ocurre, parecen no advertirse.
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.. Ningún intercambio -no se interesan el uno en el otro- aunque tampoco agresión, ni disputa, ni humor.
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El pájaro que se pierde
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..Aquel está en el día en que aparece, en el día más blanco.
Pájaro.
..Aletea, se vuela. Aletea, se pierde.
..Aletea, reaparece.
..Se posa. Y después no está más. Con un batir de alas se ha
perdido en el espacio blanco.
..Así es mi pájaro familiar, el pájaro que acude a poblar el
cielo de mi pequeño patio. ¿Poblar? Ya se advierte cómo...
..Pero me quedo en el lugar, contemplándolo, fascinado por
su aparición, fascinado por su desaparición.

Henri Michaux (1899, Namur, Bélgica- 1984, París), de Postes angulares y de La vida en los pliegues. Algunos de sus libros: La noche agitada, 1935. La vida en los pliegues, 1949. Pasajes, 1950. Frente a los cerrojos, 1954. Cuando caen los techos, 1973. Y los textos, productos de sus viajes, reales o imaginarios, entre ellos: Un bárbaro en Asia, 1933. Ecuador, 1929.

Michaux en el Círculo de Bellas Artes

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viernes, 26 de noviembre de 2010

Brasil: tres poetas modernistas

Ana Malfatti. Tropical, 1916

El Modernismo se inicia en Brasil, en La Semana de Arte Moderno, Sâo Paulo, 1922. Este movimiento, literario y artístico, se lanza a la búsqueda de una identidad nacional. En 1928 surge el Manifiesto antropofágico, de Oswald de Andrade. Expresión que se inspira en la metáfora del indio canibal, ese que deglute a su adversario para apropiarse de sus virtudes y para liberarse ritualmente de él. En el terreno literario, se lanzan al verso libre, al lenguaje cotidiano y al humor, lo tamizan con sus mitos indígenas, africanos, sertorneros, y no vacilan en apropiarse de las técnicas literarias de las vanguardias europeas anteriores a la Primera Guerra Mundial. Tupi* or not tupi, that is the question, dice uno de los puntos del Manifiesto.
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*Tupi: Tribu indígena, en este caso se refiere a la del Amazonas, existen también en otros lugares de Latinoamérica.

A continuación, en las entradas siguientes, los poetas seleccionados.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

I. Manuel Bandeira

Manzana
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Por un lado te veo como un seno marchito
Por otro como un vientre de cuyo ombligo aún cuelga el
.............cordón placentario
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Eres roja como el amor divino
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Dentro de ti en pequeñas pepitas
Palpita la vida prodigiosa
Infinitamente
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Y quedas tan simple
Al lado de un cuchillo
en un pobre cuarto de hotel.
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El cactus
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Aquel cactus recordaba los desesperados gestos
.......
de la escultura:
Lacoonte acorralado por las serpientes,
Hugolino y los hijos hambrientos.
Evocaba también el seco nordeste, palmeras,

.......
suelo árido...
Era enorme, aun para esta tierra de grandezas
.......
excepcionales.
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Un día, un huracán furibundo lo arrancó de cuajo.
El cactus cayó en mitad de la calle,
Rompió los cercas de las casas,
Impidió el tránsito de tranvías, automóviles,

.......
carros,
Arrancó los cables eléctricos y durante
.......
veinticuatro horas privó a la ciudad de
.......
iluminación y energía:
Era bello, áspero, intratable.
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El último poema
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Yo querría así mi último poema
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Que fuese tierno al decir las cosas más simples y menos
...............intencionadas
Que fuese ardiente como un sollozo sin lágrimas
Que tuviese la belleza de las flores sin perfume
La pureza de la llama en que se consumen los diamantes
..........más límpidos
La pasión de los suicidas que se matan sin explicación.
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Manuel Bandeira (1886, Recife, Brasil -1968, Río de Janeiro) de Libertinaje y Lira de los Cincuent'años. Poeta. Traducción: Estela dos Santos. Santiago Kovadloff. Libros publicados, entre otros: Carnaval, 1919. El ritmo disoluto, 1924. Libertinaje, 1930. Estrella de la noche, 1936. Poemas elegidos, 1937.

martes, 23 de noviembre de 2010

II. Cecilia Meireles

Retrato
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Yo no tenía este rostro de hoy,
tan calmo, tan triste, tan delgado,
ni estos ojos tan vacíos,
ni el labio amargo.
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Yo no tenía estas manos sin fuerza,
tan quietas y frías y muertas;
yo no tenía este corazón
que ni se muestra.
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Yo no advertí este cambio,
tan simple, tan cierto, tan fácil:
¿En qué espejo se perdió
mi rostro?
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Turismo
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-¡Llévese el dulce de sidra! -decía.
Y era pálida y suave,
su boca de nata.
Y su vestido de lino alvo.
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Miraba con ojos de agua y ópalo.
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Y envolvía los dulces en papel blanco,
lentamente, sin ruido.
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Nunca vi nada igual:
toda la lechería era cándida:
esmalte, mármol, porcelana.
Y sus brazos formaban ríos de leche,
y las uñas, como guijarros pequeños,
jugaban con el hilo, culebrilla de marfil.
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Alzó el rostro como una camelia.
Y sonrió, con una tenue espuma
en los dientes de cristal.
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Yo la pensaba abstracta,
diluyéndose en naranjo florido,
bajo la luna absoluta.
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Pero, entre los quesos tiernos, me dijo:
-Faltan cinco centavos.
Y esperó, con la palma abierta.
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Asimismo, su mano parecía un narciso...
.....inclinado.
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Cecilia Meireles (1901, Río de Janeiro, 1964), de Viaje y Mar absoluto. Traducción: Estela dos Santos, Retrato. Santiago Kovadloff, Turismo. Libros publicados, entre otros: Viaje, 1939. Música vaga, 1942. Mar absoluto, 1944. Retrato natural, 1949. 12 nocturnos de Holanda, 1952. Canciones, 1956.

lunes, 22 de noviembre de 2010

III. Carlos Drummond de Andrade

Confidencia del Itabirano
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Viví algunos años en Itabira.
Principalmente nací en Itabira.
Por eso soy triste, orgulloso: de hierro.
Noventa por ciento de hierro en las calles.
Ochenta por ciento de hierro en las almas.
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Las ganas de amar que me impiden el trabajo
me vienen de Itabira, de sus noches blancas, sin
.......mujeres y sin horizontes.
Y el hábito de sufrir que tanto me divierte,
es una dulce herencia itabirana.
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De Itabira traje diversas prendas que ahora te
......ofrezco:
esta piedra de hierro, futuro acero del Brasil;
este San Benedicto del viejo santero Alfredo
......Duval;
este cuero de anta, extendido en el sofá de la
......sala de visitas;
este orgullo, esta cabeza gacha...
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Tuve oro, tuve ganado, tuve estancias.
Hoy soy empleado público.
Itabira es apenas una foto en la pared.
¡Pero cómo duele!
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Manos juntas
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No seré el poeta de un mundo caduco.
Tampoco cantaré al mundo futuro.
Estoy aferrado a la vida y miro a mis compañeros.
Se los ve taciturnos pero nutren grandes esperanzas.
Junto a ellos considero la enorme realidad.
El presente es tan grande, no nos apartemos.
No nos apartemos mucho, vayamos tomados de la mano.
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No seré cantor de una mujer, de una
.....historia,
no diré los suspiros al anochecer, el paisaje
.....observado desde la ventana,
no distribuiré estupefacientes o cartas de
....suicida,
no huiré a las islas ni seré raptado por
....serafines.
El tiempo es mi materia, el tiempo presente,
....los hombres presentes,
la vida presente.

Carlos Drummond de Andrade (1902, Itabira, Minas Gerais-1987, Río de Janeiro), de Sentimiento del mundo y José. Poeta. Traducción: Estela dos Santos. Libros de poesía: Alguna poesía, 1930. Sentimiento del mundo, 1940. José, 1943. La rosa del pueblo, 1945. Claro enigma, 1951. Hacendero del aire, 1954. Lección de cosas, 1962. Los buenos tiempos, 1968. Cuerpo, 1984.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Morente, la cantaora, fuego flamenco

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Estrella Morente (1981, Las Gabias, Granada). Zambra, de Mujeres. CD editados: Calles del aire, 2001. Mi cante y Un Poema, 2001. Mujeres, 2006. Zambra viene de la palabra árabe Samra, fiesta, baile, jaleo. De ahí la toman los gitanos de Andalucía.

martes, 16 de noviembre de 2010

Monzó, realista y lírico, fantástico y grotesco

En un tiempo lejano
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He aquí que una madrugada azul, de nieves blancas y arenas infinitas y glaciares como lenguas llorosas, el homínido se alzó sobre las dos patas de atrás y bajó los ojos hacia una tierra que, ahora, de golpe, le quedaba lejos y movediza, y dilató las narices y olfateó la humedad del río y se dio cuenta de que olfateaba la humedad del río, y gruñó de contento, y volvió los ojos hacia el sol rojo que nacía más allá de prados y montañas y extensiones de tierra negra y horizontes de hierba y cabalgatas de animales eternos como el tiempo, y bajó la mirada y miró con fijeza la encina y levantó el puño y alargó el dedo índice, señalando la masa vegetal que susurraba ante él, y sintió cascadas de agua en la boca, pequeños gritos inconcretos, chillidos toscos: Agr gr gr ga arg; hasta que el gruñido se convirtió en palabra y vocalizó: Ar a arb abr arbo l, y repitió: Árrbol, y el índice todavía señalaba la encina, hasta que lo dirigió a la inmensidad azul que se extendía de un lado a otro del día que nacía sobre su cabeza como un dios de dos dimensiones infinitas, y dijo: Ci c ce cie cielo, y lo repitió, abrió unos ojos como naranjas, todavía inseguro, y señaló el río y vocalizó: A a ag agu gb a agu ua, y sonrió satisfecho, con los ojos llenos de una alegría reluciente, y pisó el suelo con fuerza, toc-toc, y la señaló con el índice y vocalizó dificultosamente: Pa pso pacost païco pasio ta, y ya con más calma: Paaï sos ca atlanns, sonriente y jovial, sin saber la que acababa de armar.

Quim Monzó (1952, Barcelona), de Ochenta y seis cuentos. Traducción: Javier Cercas. Cuentista (escribe en catalán, también tiene obra en castellano). Tiene trece libros traducidos al español, entre ellos: Melocotón de manzana, 1981. Gasolina, 1984. El porqué de las cosas, 1994. Guadalajara, 1997. Ochenta y seis cuentos, antología, 2001. El tema del tema, 2003. Catorce ciudades contando Brooklyn, 2004. Mil cretinos, 2008.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Shua, tres microrrelatos

La desmemoria
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Para disimular que ya no los recuerda, evita citar nombres propios. Para disimular que no reconoce las caras, trata a todos los hombres como si fueran sus íntimos amigos. Observa constantemente a los demás imitando con un segundo de atraso sus gestos y sus acciones. Su mundo es frágil, extranjero, desolado, pero tiene, sin embargo, algunas compensaciones. Nadie más puede tomar cada noche a una mujer distinta con la que está casado (dice ella) desde hace veinte años.
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Los poderes del chamán

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Mientras el cacique toba firmaba la paz con los blancos, su mujer recibía a otro hombre. Taigoyic lo supo por los pájaros mensajeros. Como dominaba la magia de los perros, hizo que los culpables quedaran abotonados hasta su regreso. Así, al entrar a su rancho, encontró al hombre y a la mujer desesperados, medio muertos de hambre y sed, desnudos y atrapados, porque habían estado pegados por su sexo durante días enteros.
....Otros dicen que fingían.
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Mirando enfermedades

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En el diccionario de Agronomía y Veterinaria había ilustraciones y muchas fotos. Una extraña tumoración nudosa deformaba la articulación de una rama.
- ¿Esto qué es?- preguntaba yo, la niña.
- Es una enfermedad de los árboles -me decía papá.
- ¿Esto qué es? -preguntaba yo, señalando, en la foto, el sexo de un toro.
- Es una enfermedad de las vacas -me decía papá.
Era lindo mirar enfermedades con mi papá. Como sabía que me estaba mintiendo, observaba con asombro y regocijo los desmesurados genitales que crecían deformes en los árboles machos.
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Ana María Shua
(1951, Buenos Aires), de Temporada de fantasmas. Narradora. Microrrelatos: La Sueñera, 1984. Casa de geishas, 1992. Botánica del caos, 2000. Temporada de fantasmas, 2004. Cazadores de letras, antología de sus microrrelatos, 2009. Ha publicado además cuatro libros de cuentos, entre ellos, Viajando se conoce gente y Como una buena madre. Y cinco novelas, entre ellas, Los amores de Laurita y La muerte como efecto secundario.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La escritura: dos mujeres, dos visiones

Mi oficio es escribir, y lo sé bien y desde hace mucho tiempo. Espero que no se me interprete mal: no sé nada sobre el valor de lo que puedo escribir. Sé que escribir es mi oficio. Cuando me pongo a escribir, me siento extraordinariamente cómoda y me muevo en un elemento que me parece conocer extraordinariamente bien, utilizo instrumentos que me son conocidos y familiares y los siento bien firmes en mis manos. Si hago cualquier otra cosa, si estudio un idioma extranjero, si intento aprender historia, o geografía, o taquigrafía, o intento hablar en público, o hacer punto, o viajar, sufro y me pregunto continuamente cómo harán los demás estas cosas, me parece siempre que debe haber una forma mejor de hacerlas que los demás conocen y a mí me es desconocida. Y me siento sorda y ciega, y noto como una náusea dentro de mí. Por el contrario, cuando escribo, no pienso nunca que pueda haber una forma mejor de la cual se sirven otros escritores. No me importa nada lo que hagan los otros escritores. Entendámonos: yo sólo puedo escribir historias. Si intento escribir un ensayo de crítica o un artículo de encargo para un periódico, lo hago bastante mal. Lo que escribo entonces tengo que buscarlo fatigosamente fuera de mí. Puedo hacerlo algo mejor que estudiar un idioma extranjero o hablar en público, pero sólo algo mejor. Y tengo siempre la impresión de ganar al prójimo con palabras que tomo prestadas o que robo aquí y allá. Y sufro y me siento exiliada. Por el contrario, cuando escribo historias soy como alguien que está en su tierra, en calles que conoce desde la infancia, y entre muros y árboles que son suyos. Mi oficio es escribir historias, cosas inventadas o cosas que recuerdo de mi vida, pero, en cualquier caso, historias, cosas en las que no tiene nada que ver la cultura, sino sólo la memoria y la fantasía.

Natalia Ginzburg (1916, Palermo-1991, Roma). Fragmento inicial de su ensayo Mi oficio, de Las pequeñas virtudes, 1962, Einaudi. El acantilado, 2002. Traducción: Celia Filipetto
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.La soledad de la escritura es una soledad sin la que el escribir no se produce, o se fragmenta exangüe de buscar qué seguir escribiendo. Se desangra, el autor deja de reconocerlo...Alrededor de la persona que escribe libros siempre debe haber una separación de los demás. Es una soledad. Es la soledad del autor, la del escribir. Para empezar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo rodea. Y prácticamente a cada paso que se da en una casa y a todas horas del día, bajo todas las luces, ya sean del exterior o de las lámparas encendidas durante el día. Esta soledad real del cuerpo se convierte en la, inviolable, del escribir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel periodo de mi primera soledad ya había descubierto que lo que yo tenía que hacer era escribir. Raymond Queneau me lo había confirmado. El único principio de Raymond Queneau era éste: Escribe, no hagas nada más.
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Escribir: es lo único que llenaba mi vida y la hechizaba. Lo he hecho. La escritura nunca me ha abandonado.
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...Eso hace salvaje la escritura. Se acerca a un salvajismo anterior a la vida. Y siempre lo reconocemos, es el de los bosques, tan antiguo como el del tiempo. El del miedo a todo, distinto e inseparable de la vida misma. Uno se encarniza. No se puede escribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe. Es algo curioso, sí. No es sólo la escritura, lo escrito, también los gritos de las bestias de la noche, los de todos, los vuestros y los míos, los de los perros...
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...Un libro es lo desconocido, es la noche, es cerrado, eso es. El libro avanza, crece, avanza en las direcciones que creíamos haber explorado, avanza hacia su propio destino y el de su autor, anonadado por su publicación: su separación del libro soñado como el último hijo, siempre el más amado.
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Un libro abierto es también la noche.

Marguerite Duras (1914, Gia Dinh, Saigón-1996, Paris). Fragmento de Escribir. Gallimard, 1993. Editorial Tusquets, colección Andanzas, 1994. Traducción: Ana María Moix

sábado, 6 de noviembre de 2010

Antelme, sobre la opresión y el exterminio

Robert Antelme y Marguerite Duras se casan, en 1939, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En 1943, se adhieren al Movimiento nacional de Prisioneros de Guerra, MNPDG. En julio de 1944, la Gestapo irrumpe en una reunión, en lo de la hermana de Robert, Marie-Louise, y deportan, entre otros, a ambos: Buchenwald, Gandersheim, Dachau. Marie-Louise nunca regresa. A Robert, un hombre de 90 kilos, lo encuentran, al final de la guerra, al borde de la muerte, con 35 kilos. Años más tarde, escribe un texto La especie humana. Libro dedicado a su hermana Marie-Louise. En el prólogo, dice: "...Cuento aquí lo que he vivido. El horror no es gigantesco. En Gandersheim no había ni cámara de gas ni crematorio. El horror ahí es oscuridad, falta absoluta de referencias, soledad, opresión incesante, lento aniquilamiento. El resorte de nuestra lucha no habrá sido más que la reinvidicación enloquecida, y casi siempre solitaria por sí misma, de seguir siendo, hasta el final, hombres..."

Es un texto de 300 páginas, dividido en tres partes. El fragmento elegido pertenece a la primera, titulada Gandersheim
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El pan se ha acabado, vamos a volver dentro, a hundirnos en nosotros mismos, mirando nuestras manos, a encenegarnos, mirando la estufa o el rostro de un tipo, sentados allí, a hundirnos hasta aproximarse al rostro de Marguerite, de Dionys, allá. Voy a recordar que, allá, me hablaban. Podía incluso ocurrir que se dirigiesen exclusivamente a mí. Allá, en la calle, yo era como cualquier otro. Y la desenvoltura, la amabilidad, las sonrisas...Allá, estábamos en la gloria. Íbamos de una habitación a otra de la casa, nos sentábamos, nos acostábamos, sin tener que esperar, sin interrupciones, con la facilidad de los nadadores en el agua. Seres de una naturalidad superior me llamaban, me sonreían siempre al hablarme, como si estuviéramos en el agua, como sumergidos en un delicioso elemento.
Allá, sólo consigo verme de espaldas, siempre de espaldas. La cara de Marguerite sonríe a aquel que sólo veo de espaldas. Y ella se ríe. Se ríe, pero no es así, no creo que se riese así. ¿Qué nueva risa es ésta?. Reconozco la de una hembra de la fábrica. La veo y sigue riendo. O es René el que ríe así. Ya no lo sé. Ella habla, y es falso, es la voz de cualquiera, es una voz chillona. ¿Qué voz es ésta? Podría ser la voz de un hombre. Su rostro es expresivo, ella se ríe. Una chillona. Es la risa de esa que me ha dicho Schnell, schnell, monsieur. Su voz ha muerto. Su boca se abre y se oye otra. Me olvido, me olvido cada día de algo más. Nos alejamos, vamos a la deriva. Ya no oigo nada. Su voz queda sepultada bajo las voces de los compañeros, bajo las voces alemanas. No sabía yo que ya estaba tan lejos. Lo único que me queda es poder saber. Saber que Marguerite tiene una voz, la voz que yo sé que tiene. Saber que su rostro se ilumina y que se ríe con una risa que yo sé que tiene. Saber al igual que un sordo y un ciego. Y saber que aquí soy el único que lo sabe. Puede que poco a poco también el rostro de M...desaparezca y yo seré entonces realmente como un ciego. Pero podrán volver a disfrazarme, hacer lo imposible para que apenas se me pueda distinguir de otro, siempre sabré eso hasta el final.

Robert Antelme (1917, Sartène-1990, Paris). La especie humana. La primera edición, se publica en 1947 en Cité universelle, editorial formada por Marguerite Duras, Robert Antelme y Dionys Mascolo. En 1957 se publica, por intervención de Albert Camus, en Gallimard. En el 2001, se edita en castellano, Arena Libros S.L. Traducción: Trinidad Richelet.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Os tigres do Brasil




Chico Buarque y Caetano Veloso: canción O quereres, composición de Caetano

Letra y traducción

O QUERERES
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Onde queres revólver, sou coqueiro
E onde queres dinheiro, sou paixão
Onde queres descanso, sou desejo
E onde sou só desejo, queres não
E onde não queres nada, nada falta
E onde voas bem alto, eu sou o chão
E onde pisas o chão, minha alma salta
E ganha liberdade na amplidão
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Onde queres família, sou maluco
E onde queres romântico, burguês
Onde queres Leblon, sou Pernambuco
E onde queres eunuco, garanhão
Onde queres o sim e o não, talvez
E onde vês, eu não vislumbro razão
Onde o queres o lobo, eu sou o irmão
E onde queres cowboy, eu sou chinês
.
Ah! Bruta flor do querer
Ah! Bruta flor, bruta flor
.
Onde queres o ato, eu sou o espírito
E onde queres ternura, eu sou tesão
Onde queres o livre, decassílabo
E onde buscas o anjo, sou mulher
Onde queres prazer, sou o que dói
E onde queres tortura, mansidão
Onde queres um lar, revolução
E onde queres bandido, sou herói
.
Eu queria querer-te amar o amor
Construir-nos dulcíssima prisão
Encontrar a mais justa adequação
Tudo métrica e rima e nunca dor
Mas a vida é real e é de viés
E vê só que cilada o amor me armou
Eu te quero (e não queres) como sou
Não te quero (e não queres) como és
.
Ah! Bruta flor do querer
Ah! Bruta flor, bruta flor
.
Onde queres comício, flipper-vídeo
E onde queres romance, rock?n roll
Onde queres a lua, eu sou o sol
E onde a pura natura, o inseticídio
Onde queres mistério, eu sou a luz
E onde queres um canto, o mundo inteiro
Onde queres quaresma, fevereiro
E onde queres coqueiro, eu sou obus
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O quereres e o estares sempre a fim
Do que em ti é em mim tão desigual
Faz-me querer-te bem, querer-te mal
Bem a ti, mal ao quereres assim
Infinitivamente impessoal
E eu querendo querer-te sem ter fim
E, querendo-te, aprender o total
Do querer que há, e do que não há em mim
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QUERERES

Donde quieres revólver, soy coqueiro*
Y donde quieres dinero, soy pasión
Donde quieres descanso, soy deseo
Y si sólo soy deseo, dices no
Y donde no quieres nada, nada falta
Donde vuelas bien alto, soy el suelo
Y donde pisas el suelo, mi alma salta
Y gana libertad en la expansión
.
Donde quieres familia, soy chiflado
Y donde quieres romántico, burgués
Donde quieres Leblon, soy Pernambuco
Y donde quieres eunuco, calentón
Donde quieres el sí y el no, tal vez
Y donde ves, yo no intuyo la razón
Donde quieres el lobo, soy hermano
Y donde quieres cowboy, soy oriental
.
Ah! Bruta Flor del querer
Ah! Bruta flor, bruta flor
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Donde quieres un acto, soy espíritu
Y donde quieres ternura, soy volcán
Donde quieres lo libre, decasílabo
Y donde buscas el ángel, soy mujer
Donde quieres placer, soy el dolor
Y donde quieres tormento, creación
Donde quieres hogar, revolución
Y donde quieres bandido, héroe soy
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Yo quería quererte amar amor
Constuirnos dulcísima prisión
Encontrar la más justa adecuación
Todo métrica y rima y no dolor
Mas la vida es real y es al bies
Y ve que celada el amor armó
Yo te quiero (y no quieres) como soy
No te quiero (y no quieres) como es
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Ah!Bruta flor del querer
Ah!Bruta flor, bruta flor
.
Donde quieres comicio, flipo en flash
Y donde quieres romance, rock'n'roll
Donde quieres la luna, soy el sol
Y donde puro campo, insecticida
Donde quieres misterio, soy la luz
Y si quieres un rincón, el mundo entero
Donde quieres cuaresma, soy febrero
Y donde quieres coqueiro, soy obús
.
Quereres y estares, siempre igual
Lo que en ti es en mí tan desigual
Me hace quererte bien, quererte mal
Bien a ti, mal a los quereres así
Infinitivamente impersonal
Y queriendo quererte yo sin fin
Y, queriéndote, entender el total
Del querer que hay, y del que no hay en mí


*N.E de Brasil: cantor de coco

Traducción: Agustina R.