domingo, 17 de octubre de 2010

Del controvertido Ted Hughes

Dedos
.
¿Quién se acordará de tus dedos?
¿De su alada vida? Volaron
en la luz de tu mirada.
Al piano, machacando éxitos de los cuarenta,
realizaron un incidental número cómico,
de su propia cosecha, marionetas con humor de payaso listo.
Tu única preocupación era que llegasen a las teclas.
Pero mientras hablabas, mientras tus ojos mostraban
los estorbos de tu exuberancia,
flamearon e hicieron ellos acrobacias de ballet.
Pensé en pájaros del trópico en algún acto
de despliegue sexual, brincando o dando volteretas,
haciendo rarezas en el aire y cayendo al polvo.
¡Aquellos bailarines de tu exceso!
Con toques tan ágiles, prácticos -tan precisos.
Pensando sus propios pensamientos igual que relámpagos
acariciaron el carmín de las comisuras de tu boca.
..
Esbeltos conductores de tu pericia,
refocilándose en tu máquina de escribir,
poseídos de un espíritu infantil, como duendecillos,
que, hicieran lo que hiciesen, lo bailaban o volvían mimo
en la ingrávida generosidad de lo expresivo.
.
Me acuerdo de tus dedos. Y los dedos de tu hija
recuerdan tus dedos
en todo cuanto hacen.
Sus dedos obedecen y honran a tus dedos,
Lares y Penates de nuestra casa.

Ted Hughes (1930, Yorkshire, Londres -1998, Londres). De su libro Cartas de cumpleaños, Lumen, 1999. Traducción: Luis Antonio de Villena. Otros títulos traducidos al castellano: El azor en el páramo, antología, Bartleby, 2010. Traducción Xoán Abeleira. Gaudete, Lumen, 2010. Traducción: Juan Elías Tovar.

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